El gobierno no es el único actor en la lucha contra la pobreza y en muchos contextos puede que no sea el que tenga un rol protagónico. El sector privado puede actuar de manera poderosa y rápida para luchar contra la pobreza -a través de las cadenas de suministro o de sus propios empleados- mediante la convergencia entre la responsabilidad social corporativa y las prioridades de reducción de la pobreza. Los actores de la sociedad civil (ONGs, grupos religiosos, intelectuales públicos, académicos) participan a menudo en la lucha contra la pobreza a largo plazo, por lo tanto poseen información de primera fuente sobre las comunidades más pobres y sus carencias.

Al invitar al sector privado y la sociedad civil se puede fomentar que las acciones innovadoras y comprometidas contra la pobreza sean dirigidas por un espectro más amplio de actores.