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Lecciones de una medida comparada de pobreza infantil: El caso de Asia Meridional

15 agosto, 2019

Por Abdul Alim, asesor regional en política social de Unicef Asia Meridional, y Sabina Alkire, directora de OPHI.

Flickr/Raisa Jorge/Rumi Consultancy /World Bank Attribution-NonCommercial- NoDerivs 2.0 Generic CC BY-NC-ND 2.0

El Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) global ha sido muy útil para arrojar luz sobre la pobreza infantil. Cuando en julio de 2017 el IPM global se desglosó por edades para retratar la pobreza de los niños, el Director Ejecutivo de Unicef en ese momento, Tony Lake, destacó en su discurso ante el Foro Político de Alto Nivel el siguiente titular: la mitad de las personas pobres del mundo que viven en pobreza multidimensional severa, según el IPM global, son niños. El IPM global es un índice de pobreza multidimensional severa que cubre al 76% de la población mundial – principalmente aquellos que viven en regiones en desarrollo – y más de 100 países en desarrollo. Es producido por OPHI de la Universidad de Oxford junto con la Oficina encargada del Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD.

Un paso más allá

En 2018, en colaboración con OPHI, la oficina regional de Unicef en Asia Meridional quiso dar un paso más allá a este titular sobre la pobreza infantil y trabajó en un estudio titulado “El estado de la pobreza infantil en Asia Meridional: Una visión contextual y de género”. Ya sabíamos que la mitad de las personas pobres según el IPM global eran niños, y que los ni-

ños tenían mayores niveles de carencias que los adultos en cada uno de los diez indicadores del IPM global. Pero para pasar a la acción política, queríamos mirar más allá, hacia el interior de los hogares, y analizar la diferencias según el sexo de los niños y su edad, y también sus circunstancias familiares.

A través de este estudio nuestro objetivo es catalizar el debate y fortalecer las acciones para reparar el inmenso costo de la pobreza infantil en Asia Meridional, entregando información empírica. Nos centramos en siete países de Asia Meridional: Afganistán, Bangladesh, Bután, India, Maldivas, Nepal y Pakistán. Utilizamos las encuestas de demografía y salud para la mayoría de los países y la Encuesta de Indicadores Múltiples por Conglomerados (MICS en inglés) para Bután. Los datos son de 2010- 2017/18, siendo los de Bután los datos más antiguos y los de Pakistán los más recientes. Dado que este estudio se basa en encuestas de siete países, los números son lo suficientemente grandes como para poder desagregarlos en intervalos de edad específicos. Esto brinda una visión y capacidad muy importantes para vincular y estudiar acciones de política pública e incluso asignaciones presupuestarias con respecto a los niveles actuales de inversión.

¿Cómo nos acercamos a las vidas de los niños? El IPM global se basa en datos a nivel individual para 3 de los 10 indicadores. Estos son: nutrición, años de escolaridad y asistencia escolar. En cada indicador se incluye información del niño. En nutrición, analizamos a los niños de 0 a 5 años y consideramos a un hogar con carencias si en él hay algún niño que sufre retraso del crecimiento y/o está por debajo del peso normal. En cuanto a años de escolaridad, un hogar tiene carencias si en él ningún niño de 10 a 17 años y ningún adulto han completado al menos 6 años de escuela. En referencia a la asistencia escolar se identifica a un niño o niña con carencias si él o ella no asiste a la escuela hasta la edad en que debe terminar el octavo curso y aún no lo ha terminado. Observamos de cerca las privaciones infantiles en estos indicadores.

Uno de cada ocho niños en Asia Meridional, en este momento de rápido cambio intergeneracional, es un niño pionero dentro de su hogar.

La principal motivación es influir en la elaboración de políticas públicas y su resultado en Asia Meridional, mirando las carencias individuales de los niños y vinculándolas con el análisis basado en el ciclo de vida, ya que dichas carencias afectan a los niños de manera distinta en diferentes grupos de edad. La falta de este tipo de evidencia sólida crea incentivos para que los políticos a veces se involucren en un proceso de creación de políticas públicas y en un resultado impulsado por la conveniencia o las ganancias a corto plazo para sus propios electores. Generar y construir evidencias fáciles de interpretar les ayuda a tomar mejores decisiones y más informadas, especialmente si los resultados sociales se alinean con las ventajas políticas.

Dentro del contexto del hogar, vemos que los niños pobres tienen patrones distintivos de carencias y que esto varía según el sexo, la región, y los patrones de desigualdad dentro del hogar. Dicha información es muy útil para la asignación efectiva de políticas públicas y recursos.

Damos un solo ejemplo: el fascinante caso de los niños pioneros. Los niños pioneros son aquellos niños de 10 a 17 años que han completado seis años de escolaridad y viven en hogares donde ningún adulto ha conseguido esto. Ellos son la primera generación que lo logra. Inesperadamente, nos encontramos con un hecho sorprendente: uno de cada ocho niños en Asia Meridional, en este momento de rápido cambio intergeneracional, es un niño pionero dentro de su hogar. Para ser exactos, se trata de 37,5 millones de niños pioneros en la región. Y, sorprendentemente, el porcentaje es más alto entre las niñas que entre los niños.

Celebramos los logros de los niños pioneros, pero nos desconciertan algunas sorpresas. Por desgracia, 10,5 millones de niños pioneros son pobres multidimensionalmente según el IPM global. Cerca del 63% de los niños pioneros en India todavía usaban la defe- cación al aire libre en 2015, y al 24% de las niñas pioneras en Bangladesh en 2014 ya las habían casado. Además, vemos una clara desigualdad dentro del hogar: un tercio de los niños pioneros comparten su hogar con otro niño de 10 a 17 años que, lamentablemente, no ha completado 6 años de escolaridad ni asiste a la escuela. Un lente multidimensional muestra la complejidad de las interconexiones y cómo éstas varían según el sexo, la edad y el país. Tal precisión y conocimiento mejoran las políticas públicas.

En resumen, este estudio contiene innovaciones metodológicas: es el primer estudio en arrojar luz al interior de los hogares utilizando el IPM global mostrando las diferencias según sexo, edad y otros datos, utilizando indicadores específicos del niño. Metodológicamente, esperamos que, en el futuro, los informes de los índices de pobreza multidimensional que se construyen a nivel del hogar sobre la base de datos individuales lleven a cabo este tipo de análisis.

 

Original en inglés. Traducido por Helena Martínez Sitja.

Este artículo fue publicado en Dimensiones 7.

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